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Alimentación consciente: cultivando la atención plena en la alimentación

En términos generales, definimos mindfulness (o atención plena) como la capacidad de prestar atención al momento presente con curiosidad y sin juzgar. Esta “actitud consciente” se aplica a diferentes áreas y momentos de nuestra vida, permitiéndonos enfocarnos en la experiencia del momento, haciendo posible ser más conscientes del impacto de esa experiencia en nosotros y alrededor de nosotros.

La alimentación consciente es llevar esta actitud a la forma en que comemos. Es un conjunto de prácticas que nos permiten prestar atención de forma intencionada no solo a los alimentos que ingerimos, sino a todo el proceso de alimentación (hambre, saciedad, digestión). El enfoque no se basa en la dieta, las calorías o el peso. La intención es ayudar a las personas a disfrutar de sus comidas y alimentos y alentar su presencia consciente en la experiencia de comer, lo que a su vez conduce a una alimentación más saludable y una mejor salud.

Los principios de la alimentación consciente tienen una amplia aplicación y aportan beneficios a todos los públicos. Pueden ser utilizados por personas sin ningún problema de salud, restricciones dietéticas u objetivos específicos de peso, lo que facilita una alimentación saludable y, en consecuencia, una mejor salud y bienestar. También pueden ser utilizados de forma complementaria por personas con trastornos alimentarios, restricciones dietéticas y control de peso, sugiriendo siempre terapia complementaria y/o seguimiento por médico especialista.

Aquí hay algunos consejos para una alimentación más consciente:

Comer más lento

  • Detente un poco antes de empezar a comer para poder estar más presente en el momento y disfrutar.
  • Saborea la comida (o bebida) con todos tus sentidos, como si estuvieras en un menú degustación.
  • Mastica bien la comida antes de tragar.
  • Deja tu tenedor o cuchara mientras masticas.
  • Intenta comer usando tu mano no dominante para atraer más atención al acto de comer.
  • Intenta comer con palillos.

Comer la cantidad adecuada

  • Come solo hasta que te sientas lleno al 75%.
  • Cuando te sirvas a ti mismo, sírvete una cantidad menor de comida y repite si todavía tienes hambre al final.
  • Usa platos o tazones más pequeños.

Tener en cuenta la ecuación de la energía.

  • Ten siempre en cuenta la energía que gastas: si gastas más energía (con ejercicio, por ejemplo) necesitas comer más. Si gastas poca energía (pasaste el día sentado frente al ordenador personal, por ejemplo), necesitas comer menos.

Hacer sustituciones conscientes

  • Haz sustituciones intencionales y programadas de algunos alimentos (en caso de que quieras opciones más saludables)
  • Observa y toma más conciencia si el “hambre” que sientes se debe a la necesidad de alimento (hambre celular o físico) o si se satisface de otra manera, pudiendo así suplirla (ej: “hambre del corazón” se satisface con la intimidad y la conexión; el «hambre de los ojos» se satisface con la belleza, etc.)

Poner «fuera de la vista«

  • Nuestros ojos se sienten atraídos por la imagen de la comida, incluso cuando no tenemos hambre. Colocar los alimentos que deseas comer en cantidades más pequeñas fuera de tu alcance o más lejos te permitirá sentirte menos atraído por ellos.
  • Trata de hacer algún “ayuno” de información. El cuerpo se alimenta de alimento material, pero la mente se alimenta de información. Y esta información, muchas veces útil, puede, en exceso y cuando no es coherente, crear confusión, ansiedad, obsesión.

Practicar la autoconciencia y la autocompasión

  • Observa los pensamientos que tienes sobre la comida y sobre ti mismo, sé consciente de tu “perfeccionista interior”, tu “crítico interior” y obsérvalos con curiosidad y amabilidad. Recuerda que los pensamientos son reales pero no necesariamente verdaderos.
  • La práctica de la meditación mindfulness ayuda a calmar la mente y crear cierto espacio en relación a los pensamientos, observándolos sin ignorarlos y sin involucrarse en ellos.

Gestionar el vacío

  • Entiende que está bien sentir el «estómago vacío» por unos momentos. Vivimos a un ritmo acelerado donde el tiempo de espera (por el que sea) nos incomoda. Reaccionamos en piloto automático en un intento de resolver rápidamente cualquier situación y esto sucede con la sensación de un estómago vacío que inmediatamente tratamos de llenar. Para el cuerpo, los momentos con el estómago vacío son tan importantes como aquellos con el estómago lleno.

¡Ojalá estos consejos ayuden! Por nuestra parte, queremos recordarte que contamos con algunos recursos que pueden ayudarte a mantener la práctica, como nuestros Talleres de Alimentación Consciente. Puedes encontrar las fechas de las próximas ediciones AQUÍ (en portugués).

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