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La empatía en el contexto laboral: ¿ser o no ser empático con todos?

Era una tarde de invierno y el final de un día de entrenamiento en un hotel. Un equipo perteneciente a una empresa multinacional había pasado las últimas horas explorando, discutiendo y compartiendo algunas preguntas sobre las habilidades de Inteligencia Emocional. En la discusión final, uno de los participantes me hizo una pregunta: “¿Pero realmente tengo que ser empático con todos?

Volveremos a la pregunta (y la respuesta) en un momento, pero propongo que primero reflexionemos brevemente sobre algunos aspectos de la empatía.

¿Qué es (y no es) la empatía?

Según Brené Brown (reconocida investigadora en esta área) en su libro “Atlas del corazón”, la empatía es un conjunto de habilidades emocionales que nos permiten comprender lo que alguien está experimentando, manteniendo el discernimiento de cuáles son mis sentimientos y los sentimientos del otro. Completando con la perspectiva de Daniel Goleman, existen 3 elementos de la empatía: la empatía cognitiva (comprender al otro), la empatía emocional (sentir con el otro) y la empatía compasiva (sentir lo que puede ayudar).

Un aspecto que debemos considerar es que ser empático no implica necesariamente estar de acuerdo con el otro y con sus actitudes. Es fundamental aclarar esto porque esta idea suele ser un obstáculo para cultivar la empatía con algunas personas, principalmente en el contexto del trabajo. Puedo empatizar con alguien y aun así no ser amigos, no estar de acuerdo y poder definir mis límites.

En términos simples, podemos decir que la empatía es reconocer la experiencia humana del otro. Y eso implica apertura (de mente, de corazón y de voluntad, como diría Otto Scharmer) para tomar perspectiva y ampliar mi visión del otro, aunque su experiencia sea diferente a la mía.

¿La empatía es natural?

En cierto modo, todos sentimos que es más fácil empatizar con las personas que nos gustan y con las que nos identificamos que con las personas con las que no estamos de acuerdo. De hecho, esta “naturalidad” en realidad sucede inconscientemente. En la investigación realizada por David Eagleman, neurocientífico e investigador de la Universidad de Stanford, se analizó la reacción empática de los participantes hacia personas pertenecientes o no al mismo grupo (religioso, futbolístico, político, etc.). Aunque los participantes informaron que se preocupaban por todas las personas por igual, los escáneres cerebrales revelaron una historia diferente: los participantes se preocupaban más por algunas personas que por otras, y su selectividad subconsciente se basaba en si pertenecían al mismo “grupo” del participante. Esto significa que, incluso inconscientemente, tenemos una empatía espontánea por las personas que son similares a nosotros, que forman parte del mismo “grupo” (ya sea formal o informal).

Ser consciente de este sesgo inconsciente nos permite estar atentos y cultivar intencionalmente la empatía con personas inicialmente diferentes o que no forman parte del mismo “grupo”.

¿Está en riesgo la empatía?

Sara Konrath, investigadora en el campo de la empatía y la generosidad de la Universidad de Indiana, llama la atención sobre la “paradoja de la empatía”: el hecho de que en una era con tanta conexión electrónica se observe simultáneamente una disminución de la conexión social. Su investigación (que recopila estudios desde la década de 1970) ha mostrado cambios relevantes en los rasgos y comportamientos sociales, concretamente un aumento del narcisismo y una disminución de la empatía en los últimos años.

Por otro lado, según el Dr. Fritz Breithaupt, autor del libro «Los lados oscuros de la empatía», cada vez somos más exigentes con quién mostramos nuestra empatía, es decir, desarrollamos nuestra empatía solo hacia aquellos que sentimos que la merecen o que compartimos de la misma opiniones o posiciones filosóficas, políticas, religiosas, sociales… Cuando esto sucede, nuestras acciones pueden convertirse más en un acto de tribalismo y marginación que en una expresión universal de conexión.

En otras palabras, además del sesgo empático inconsciente que mencionamos en el párrafo anterior, estamos cultivando deliberadamente una relación empática con aquellos que son similares a nosotros y despreciando la necesidad de hacerlo con aquellos que son diferentes a nosotros. Y el riesgo se vuelve muy grande cuando clasificamos a las personas en dos categorías: «nosotros» y «ellos», dignos e indignos de empatía.

La empatía en el contexto del trabajo.

En el lugar de trabajo, el tema de la empatía se vuelve aún más fundamental. Estamos “obligados” a trabajar con personas diferentes a nosotros, de diferentes generaciones, con diferentes experiencias, habilidades y personalidades. Para que un equipo sea efectivo, innovador y productivo y para que los empleados se sientan involucrados, seguros y bien, la empatía tiene que ser la base de la conexión.

Sin empatía, juzgaremos, etiquetaremos y categorizaremos fácilmente a los demás. La historia y el contexto de cada persona son importantes, y cada uno es digno de ser escuchado, comprendido y valorado. Como líderes, tenemos la oportunidad de fomentar una empatía indiscriminada y no selectiva, creando apertura para escuchar, comprender y tomar perspectiva.

Una cuestión de elleción

Así que volvemos a la pregunta inicial: ¿Tenemos que ser empáticos con todos? Yo diría que más que una obligación, es una elección. Ya sea en un contexto personal o profesional, cultivar una relación empática con alguien que me gusta o que es mi amigo no requiere intención, es algo natural. Por otro lado, cultivar la empatía por alguien que es diferente a mí es una elección deliberada que me permite ampliar mi perspectiva, adquirir un mayor conocimiento, ser más justo y colaborador, y desarrollarme como persona y como profesional. En definitiva, diría que es cuando la empatía es más difícil cuando más se necesita.

“P: ¿Cómo se supone que debemos tratar a los otros?

R: ¿A los otros? No existe tal cosa como «los otros»

Ramana Maharshi


Artículo publicado originalmente en portugués aquí: https://executiva.pt/empatia-no-trabalho/

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