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Mindfulness: expectativa vs realidad

«No puedo meditar. Lo he intentado, pero esto no es para mí». Estas palabras las he escuchado repetidas veces desde que facilito programas y sesiones de Mindfulness. Para muchos, la experiencia inicial con la práctica de Mindfulness (especialmente con la meditación) es de frustración e inquietud, lo que generalmente los empuja a desistir y abandonar. La mayoría de las veces lo que está en la raíz de esta experiencia negativa es una falsa expectativa, aquello de que «a través de la práctica te sentirás automáticamente más tranquilo y relajado, en una especie de nirvana y libre de pensamientos molestos».

Mindfulness se ha promocionado mucho en los últimos tiempos. A resultas, ha aumentado su popularidad, pero también las malinterpretaciones que lo rodean. Sin duda, son muchos los beneficios de la práctica de Mindfulness y hay mucha evidencia científica que los respalda. Pero para aprovechar al máximo la práctica, diré que “el primer paso es abandonar cualquier expectativa poco realista”.

No estoy sugiriendo en absoluto que la práctica de la atención plena no es extremadamente impactante y transformadora. Lo es. Lo que sucede es que la expectativa más común y menos realista es que “sus beneficios sucederán rápida y fácilmente”.

La capacidad de «estar conscientes en el momento presente y observar lo que sucede con curiosidad y amabilidad» es algo natural para todos nosotros desde que éramos niños. Sin embargo, es una capacidad que no ejercemos porque estamos inmersos en un mundo que va a un ritmo alucinante y que nos rodea con toneladas de distracciones. Esta y no otra es la razón por la cual “la práctica de Mindfulness es algo simple y difícil al mismo tiempo”.

No nos sentimos en buena forma después de dos semanas en el gimnasio. Tampoco sabemos hablar un idioma extranjero después de unas pocas clases. Ambos requieren intención, persistencia, resistencia, paciencia y práctica, mucha práctica. El Mindfulness también lo requiere.

Ayuda entenderlo como un proceso de aprendizaje continuo, como un camino. Incluso para aquellos que persisten, a pesar de los notorios beneficios, el camino a menudo será desafiante, con altibajos, con calmas e inquietud, con avances y retrocesos. Mi experiencia dice que un factor clave de éxito para beneficiarse de (la práctica de) Mindfulness es aclarar los mitos y despejar las expectativas al comprender mejor el proceso:

  • Al detenerse y observar lo que esté sucediendo (tanto dentro como a nuestro alrededor), especialmente si no estamos acostumbrados, al principio puede traer un «sentimiento abrumador», totalmente en oposición a la calma que se espera. La atención plena abre una ventana de oportunidad para observar la «confusión» alrededor, dentro y fuera, y esto suele ser una experiencia incómoda.
  • “Salir del piloto automático” también significa tomar conciencia de nuestras propias creencias y valores, lo que nos empuja a cuestionar viejas creencias profundamente inculcadas en nuestro interior. Entonces, quizás reconozcamos que ya no nos identificamos con ellos y tengamos que cambiar la forma en que nos relacionamos con las situaciones y con los demás.
  • La práctica de Mindfulness generalmente arranca con una intención específica: controlar el estrés y la ansiedad, concentrarse más en el trabajo, mejorar la capacidad de resiliencia… Pero cuando se practica de manera constante, el Mindfulness se convierte en una forma de vida que se extiende a todos los niveles: en el hogar, en el trabajo, la sexualidad, la crianza de los hijos, las relaciones familiares y nuestra intervención social. A veces, si lo viejo no está alineado con lo nuevo, pueden ocurrir verdaderas “rupturas” en nuestra vida.
  • Reconocer y aceptar nuestras emociones, tanto las agradables como las desagradables, “con curiosidad y ecuanimidad” (como nos recomienda el Mindfulness) no es un proceso fácil. Además, lidiar con el dolor emocional puede «desenvolver» situaciones de trauma que podrían necesitar cuidado y curación adicional.
  • En mi experiencia, como me gusta decir, «una mayor conciencia (de uno mismo, del otro, del mundo) conlleva una mayor responsabilidad». Cuando no hay coherencia, la incomodidad llega extremadamente fácil y rápido.

Los beneficios de Mindfulness son el tema de un artículo anterior y ciertamente serán explorados en futuro artículos. Los beneficios son reales y notorios. La práctica de Mindfulness es una de las herramientas más poderosas para mejorar la salud mental y experimentar la vida de una manera más presente, intensa y alegre. Pero para alcanzar esto, como gusto decir al comienzo de mis prácticas, «los invito a traer la intención y abandonar la expectativa».

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