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Felicidad corporativa: ¿un camino posible?

La felicidad y el bienestar de los colaboradores se han convertido en uno de los temas centrales en las discusiones sobre el futuro del trabajo. Las organizaciones han empezado a entender que promover un entorno laboral positivo no es solo una cuestión moral, sino también una estrategia inteligente. Empresas de diversos sectores adoptan cada vez más iniciativas de bienestar, invierten en actividades, promueven eventos sobre salud mental y flexibilizan los modelos de trabajo para equilibrar la vida personal y profesional. Pero, paradójicamente, seguimos viendo profesionales agotados, desmotivados y sobrecargados.

Según el informe «State of the Global Workplace» de Gallup (2023), por ejemplo, solo el 19% de los trabajadores portugueses se sienten satisfechos con su vida profesional, lo que sitúa al país en el puesto 16 de los 38 países europeos analizados. Además, el informe de Mercer – “Global Talent Trends” del mismo año, señala que el 81% de los trabajadores portugueses se sienten en riesgo de burnout, un aumento significativo frente al 63% registrado en 2020, reflejando una tendencia preocupante en el entorno laboral portugués.

Este escenario plantea cuestiones fundamentales:

¿Qué significa realmente ser feliz en el trabajo? ¿Hasta qué punto es la empresa responsable de la felicidad de sus colaboradores? ¿Y qué papel nos corresponde a cada uno de nosotros en esta ecuación?

Felicidad en el trabajo: ¿ilusión o compromiso real?

En un momento en que la felicidad se ha convertido en una tendencia corporativa, es inevitable que algunas organizaciones adopten el concepto de forma superficial. Se implementan medidas que, siendo interesantes y útiles, no resuelven por sí solas los problemas estructurales. El término «happiness washing» describe precisamente esta práctica: promover una cultura de bienestar solo en la superficie, sin un compromiso real y profundo con el cambio. Cuando un colaborador recibe mensajes sobre la importancia del autocuidado, pero sigue enfrentando plazos imposibles, liderazgos autoritarios y una carga de trabajo insostenible, percibe claramente la falta de coherencia entre el discurso y la realidad.

La felicidad en el trabajo no puede ser solo un mensaje inspirador: debe estar respaldada por políticas auténticas y concretas. La norma NP 4590:2023 – “Sistema de gestión del bienestar y la felicidad organizacional” puede ser una referencia importante para la definición de esas estrategias y políticas. Esta norma establece directrices para que las empresas implementen sistemas de gestión del bienestar organizacional de forma estructurada y sostenible, ayudando a evitar superficialidades y asegurando que las políticas de bienestar sean eficaces y alineadas con los desafíos reales del entorno laboral.

Liderazgo consciente: un factor determinante

En este contexto, la forma en que los líderes abordan el tema de la felicidad tiene un impacto profundo. Algunas empresas apuestan por la empatía y el bienestar, pero a menudo se quedan en una perspectiva emocional sin un plan de acción concreto. Más que empatía, se necesita un compromiso genuino para crear un entorno en el que las personas se sientan valoradas y seguras.

El liderazgo consciente entiende que el bienestar no es un “extra”, sino un pilar esencial para el éxito. Esto implica tomar decisiones que respeten el tiempo y la energía de los colaboradores, fomentar la autonomía y garantizar que las prácticas organizacionales estén alineadas con los valores que se comunican.

Significa también que los líderes deben iniciar un proceso interno de transformación: liderar desde dentro hacia fuera. El autoconocimiento se convierte en un factor clave, ya que solo quienes están alineados con sus valores y propósitos personales pueden inspirar a sus equipos de manera auténtica.

El reto de las empresas no es solo ofrecer condiciones favorables para el bienestar, sino también crear espacios donde los colaboradores sientan que forman parte de algo más grande. Un entorno donde el trabajo tenga sentido, y exista crecimiento, reconocimiento y respeto. Y para lograrlo, el compromiso del liderazgo debe ser real.

Bienestar: un compromiso compartido

Por último, es importante reconocer que la felicidad en el trabajo no puede ser una responsabilidad exclusiva de la empresa, ni una tarea individual. Es una construcción conjunta.

Las organizaciones deben crear entornos saludables y coherentes con lo que comunican, mientras que los colaboradores deben asumir un papel activo en su propia felicidad, buscando significado y equilibrio. No se trata de promesas vacías ni de discursos motivacionales, sino de un compromiso real con el bienestar humano dentro de las dinámicas corporativas.

Al ir más allá de las medidas superficiales y adoptar un enfoque verdaderamente transformador, las organizaciones podrán finalmente crear entornos en los que las personas florezcan, no solo como profesionales, sino como seres humanos.


Este artículo fue publicado originalmente en portugués en Linkedin: (14) Felicidade Corporativa: um caminho possível? | LinkedIn

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