La temporada navideña es tradicionalmente una temporada festiva que pretende estar llena de luz, color, alegría y vida familiar. Independientemente de las creencias religiosas de cada uno, todo lo que nos rodea (y cada vez es empieza antes) nos lleva a este ambiente festivo, pero también nos despierta el impulso de comprar regalos y decoración, de organizar cenas y celebraciones navideñas. Muchas veces, la mayoría de las veces, activando nuestro comportamiento en piloto automático y dejando a un lado lo esencial: vivir con plenitud el momento.
Nos «venden» la Navidad como un momento de alegría y felicidad y, sin embargo, para muchos es simple y llanamente una época difícil que atravesar. Quizás porque no estamos conectados para nada con el espíritu festivo y nos invade un sentimiento de «no pertenencia». Quizás porque la ausencia de un familiar fallecido hace que todo aparente más triste. Quizás porque la logística resulta tan complicada que nos deja exhaustos. Quizás porque este año no hay dinero para regalos ni cenas. Quién sabe. Son tantas las posibilidades.
Siendo tan diferentes la experiencia navideña, lo que aquí dejamos no son reglas, pautas, ni certezas. Solo compartimos algunos aspectos que, desde nuestra experiencia personal, pueden ayudar a que estemos más conectados con nosotros mismos y con mayor presencia para aquellos que nos rodean:
- El mayor regalo es estar presente. Parece una “frase de moda”, pero la realidad es que resume lo más importante en esta época navideña (diría más aún, en cualquier momento y para cualquier relación con los demás y con nosotros mismos). Te invitamos a usar esta frase como mantra para los próximos días, recordando que nuestra atención es el mejor regalo que podemos darle a alguien. “Estar presente” es estar en cuerpo, mente y alma donde estamos y con quien estamos. Se trata también de dar al otro tiempo y espacio, observando y escuchando con curiosidad, amabilidad y sin juzgar. “Estar presente” es soltar el piloto automático y abrirse para experimentar lo que estamos viviendo al máximo. Incluso cuando no podemos estar físicamente presentes, podemos mantener esta actitud hacia los demás sea cual sea el medio digital que utilicemos.
- Creando intenciones. Para muchos de nosotros, la temporada navideña y el fin de año traen consigo cambios de rutina, con algunos desafíos en términos de logística y relaciones con otros que no siempre son fáciles de manejar. Lo que debería haber sido un tiempo de paz y recuperación de energías a veces resulta ser un período agotador. Para mí, una de las cosas que me ayuda mucho es pensar en mis intenciones y dejar ir las expectativas. Pueden ser intenciones generales para todas la fiestas o intenciones específicas para un viaje determinado, un día en especial o una cena en concreto. Esto me ayuda a sentirme más alineado y manejar las diferentes situaciones (muchas de ellas imprevistas) que se presentan. Intenciones típicas de esta época pueden ser mantener la calma; poder pasar más tiempo con los demás; desconectar del trabajo y descansar; tener más tiempo para mí; conectar más con mi parte más espiritual, etc.
- Conocer nuestros desencadenantes emocionales y patrones de comportamiento. Si estamos atentos y reflexionamos previamente sobre experiencias navideñas previas, podemos identificar algunos de los desencadenantes que activan en nosotros respuestas emocionales más fuertes: el carácter controlador de un familiar; el amigo que siempre llega tarde; los correos electrónicos “urgentes” de la oficina; esos “comentarios” irritantes y repetidos de esa tía… De la misma manera, la reflexión nos puede permitir reconocer algunos de nuestros patrones de comportamiento repetidos: asumir toda la responsabilidad; aceptar la incomodidad y refugiarnos en el silencio; estar siempre en el otro y no tener tiempo para mí; seguir trabajando, aunque estemos de vacaciones… Identificar a priori estos desencadenantes emocionales y estos patrones de comportamiento me permite ser más consciente de ellos cuando surgen estas situaciones. Escribir tipo diario, lo que llamaos escritura espontánea, es un ejercicio útil para esta reflexión que me resulta de ayuda. Al detenerme y conectar con mis intenciones, será más fácil para mí autorregularme y tener una experiencia más agradable y constructiva.
- Desconectar de la tecnología. Es difícil estar verdaderamente presente para los demás y ser consciente de toda nuestra experiencia si estamos constantemente sujetos a las distracciones que nos llegan de la tecnología, sean estas del móvil, de la tele o del ordenador. Te invitamos a usar la tecnología con límites saludables. Y si puedes, incluso a desconectarte por completo por algún tiempo. Puede resultar extraño al principio, pero será es una experiencia transformadora.
- Desconexión del trabajo. Por definición, si tenemos vacaciones, lo suyo es desconectar del trabajo y ofrecer nuestra atención a aquellos con los que compartimos las fiestas. Aunque establecer límites puede resultar difícil, se puede practicar. Quizás empezar poniéndonos límites a nosotros mismos. Por ejemplo, no trabajar en absoluto o dedicar 1 hora como máximo al día. Quizás también comunicar esos límites a quienes trabajan con nosotros; así les ayudaremos a ser más conscientes de nuestros hábitos y de lo que estamos haciendo, sino también a gestionar expectativas con otros colegas. Y quizás, quien sabe, igual inspiramos a otros compañeros a hacer lo mismo.
- Autocuidado. Ya sabemos que si no estamos bien con nosotros mismos, no podremos estar bien con los demás. La convivencia es importante y fundamental, pero también lo es el silencio. Para disfrutar, servir y ayudar mejor a los demás, debemos aprender a cuidarnos a nosotros mismos. Por ejemplo, creando tiempo y espacio para cuidarnos. O prestando especial atención a cómo nos alimentamos… y no solo lo que comemos, sino también lo que vemos, oímos y con quién convivimos. Establecer límites y decir “no” es una práctica importante. Te invitamos a que encuentres momentos en exclusiva para ti durante estos días para recargar energías y conectar contigo. Aunque sólo sean 15 minutos.
- Manejar la pandemia con amor. Si la temporada navideña ya es un desafío, la pandemia del COVID19 añade un nivel de complejidad mayor. No siempre es fácil equilibrar nuestras necesidades y creencias en lo referente al COVID19 con las necesidades y creencias de las otras personas. Decidir qué hacer, adónde ir y con quién reunirse es una decisión muy personal para cada uno de nosotros. No hay respuesta correcta. La invitación que hacemos es que apagues el piloto automático para sentir y elegir lo mejor en cada momento. Cuando sea posible, aléjate del miedo que diariamente repiten los medios de comunicación. Es importante que el miedo no lo dirija todo y que exista espacio para el amor: amor hacia ti para que reconocer lo que sientes que es importante y, al mismo tiempo, amor con los demás respetando lo que es importante para ellos. Y el diálogo es fundamental. Me gusta recordar que a menudo actuamos para proteger a los demás sin preguntarles cómo quieren ser “protegidos”.
- Tipo de prácticas: Dedicar unos minutos a una práctica de Mindfulness dedicada puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes durante el día. Ejemplos son la atención enfocada, la atención abierta, el escaneo de cuerpo, etc. Asimismo, esta época navideña también es una excelente oportunidad para integrar la actitud de mindfulness (que describimos como una actitud de curiosidad, de amabilidad, sin juicios) durante otras actividades del día. Queremos dejarte algunas sugerencias a continuación.
- Alimentación consciente. Esta temporada suele traernos manjares especiales y exquisiteces. Podemos practicar una comer más consciente, prestando atención a lo que comemos desde la atención plena en todos los sentidos, y observando cómo estamos comiendo (si tenemos hambre física o emocional, si ya estamos llenos, cómo digerimos cada alimento).
- Escuchar con atención, en profundidad. Cuando hablamos con otra persona, podemos poner toda nuestra atención en lo que dice, sin interrumpir y evitando distracciones (como pensar en otra cosa o entrar en el prejuicio fácil). Si alguien con quien vives en este momento te resulta de comunicación más difícil, te invitamos a practicar intencionalmente la escucha consciente con esa persona y abrirte al resultado, sea lo que sea lo que resulte.
- Caminata consciente. Se trata de caminar con mayor conciencia en el movimiento del cuerpo. Esta es una práctica dinámica que podemos hacer aprovechando una ruta que ya tenemos, o dedicando un tiempo específico para salir de la confusión, disfrutar del aire libre y caminar. Quizás esos minutos para el autocuidado de los que escribíamos antes. Bastará con caminar prestando atención a nuestro cuerpo y al movimiento pequeño. Eventualmente, también aprovechando la oportunidad para abrir nuestra atención (que es practicar la atención abierta) al entorno que nos rodea.
Esperamos que disfrutes de esta temporada festiva con mucha Presencia, Paz y Amor.