Que pueda en este día
reconocer las pequeñas bellezas
que ya están aquí.
Y que surgen momento a momento,
como dones incondicionales
que nada me piden a cambio.
Que pueda reposar mi atención
en la perfección de la naturaleza,
de los demás, de mí y del mundo.
Abrazando esta perfección
que incluye todos los tonos,
desde los más grises
a los más coloridos
que encuentro afuera.
Sabiendo que en estas manifestaciones,
más o menos coloridas,
hay también una belleza escondida
incubada en la magia
del aprendizaje y la transformación
de mí y de ti,
y de todos.
Que yo (y tú) podamos verla,
vivirla y manifestarla.