Hace dos años, sentí la necesidad de actualizar mi entender sobre la tecnología digital y la industria TIC. Ofrezco mi punto de vista de 25 años de experiencia digital en un taller dirigido a empresarios y sentí que quizás faltaban algunos puntos clave con respecto a la “IA” (por “IA” me refiero a la Inteligencia Artificial).

Supongo que esta sensación de vacío empezó a crecer con la lectura de la trilogía de Yuval Noah Harari y su obsesiva señalización de la IA como la amenaza número uno a la que nos enfrentamos como gran colectivo humano. En ese momento, las semillas de mi curiosidad ya estaban plantadas en forma de dos importantes películas que disfruté en 2014: Her y Trascendence.

Por supuesto, mi curiosidad no es una curiosidad fácil. Empecé en la industria digital en 1993 y no tengo tiempo ni paciencia para vaporware ni para flashes tecnológicos, esa orquesta de personas que sobrevenden la tecnología con sus mil pitches ingenuos y aislados. Mi impaciencia quizás me venga porque identifico fácilmente que la Ley de Amara es una de las leyes particularmente importantes de la industria: «Tendemos a sobreestimar el efecto de la tecnología a corto plazo y subestimar el efecto a largo plazo». Las últimas veces que he hecho esfuerzos similares fue en 2008, con la llegada de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, algo que entendí plenamente como un gran punto de inflexión; y en 2016, con la irrupción de los elevator pitch, (o “discursos del ascensor”) en torno a blockchain y bitcoin, algo que recibí molesto y confuso.

De alguna manera, en aquel 2019, dos fuerzas opuestas llamaron mi atención. Por un lado, YouTube lanzó una serie de documentales con el nombre de The Age of AI que me abrieron los ojos por completo y me ayudaron a separar el trigo de la paja. Por otro lado, descubrí a Tristan Harris y su Centro para la Tecnología Humana, que sentí que encarnaba muy bien mi propia trayectoria y mis propias preocupaciones. Un año después, se estrenó el documental El Dilema de las Redes Sociales Ambos acontecimientos alimentaron mi curiosidad e impulsaron mi voluntad de entender mejor. de tomarle el pulso al sector en su conjunto y a la IA en particular. Por cierto, recomiendo encarecidamente estos documentales.

Siguiendo mi regla del tres, elegí tres libros. Finalmente, resultaron en tres más uno. Sentí que debía comenzar leyendo de nuevo una novela que me ayudaría a replantear la situación con algo de dulzura y magia. Así que, en total, cuatro libros con más de 1.500 páginas que han resultado en cientos de notas al margen y subrayados, mucha lectura complementaria y mucho visionado en YouTube para profundizar en esos conceptos, personas y empresas que iban surgiendo delante de mí:

• Origen, de Dan Brown (545 páginas)
• La era del capitalismo de la vigilancia, de Shoshana Zuboff (535 páginas)
• Superpotencias de la Inteligencia Artificial, de Kai-Fu Lee (232 páginas)
• Vida 3.0, de Max Tegmark (335 páginas)

Mi lectura ha sido secuencial. Sin embargo, mis aprendizajes se han ido gestando en mi interior hasta cobrar vida propia. Déjame invitarlos a que se manifiesten.

Acerca de la inteligencia artificial (IA)

La IA está llegando en oleadas, u olas. Me gusta este enfoque porque encaja muy bien con el concepto de tsunami digital y la conveniencia de entender a los emprendedores y las startups como surfistas. También me gusta pensar en ellas como los arroyos que alimentan el río. No entiendas estas olas como algo secuencial o estanco. Son solo formas fáciles de entender el desarrollo de la IA en toda su amplitud y profundidad. Las primeros cuatro provienen de Kai-Fu Lee y los das últimos provienen de Max Tegmark. Aquí están:

• 1. IA de Internet
• 2. IA empresarial
• 3. IA de percepción
• 4. IA autónoma
• 5. Inteligencia Artificial general
• 6. Superinteligencia

Es útil comprender que están anidados y que 6 incluye las otras cinco; luego 5 incluye las otras cuatro; etcétera.

También ayuda reconocer que principalmente se trata de innovación en tecnología digital. Me refiero a que es innovación en software que también ocurre porque hay una gran innovación en hardware y periféricos. La parte del software es el código, la programación, desde aplicaciones simples hasta algoritmos complejos con todo el big data y el machine learning (o aprendizaje automático). El hardware sigue enfocándose en la potencia de procesamiento, el almacenamiento, el ancho de banda y la velocidad de las comunicaciones, y aplica a todo, desde su smartphone hasta la 5G y los grandes data centers con cientos de miles de servidores. La parte de los periféricos es la interacción con el mundo real, tanto de entrada como de salida, con todo tipo de dispositivos, desde los gadgets hasta la robótica y las máquinas autónomas (como coches y drones).

Además, también ayuda recordar que la IA es digital porque construye sobre las infraestructuras y las estrategias digitales que articulamos con ese bonito mantra que dice “en cualquier momento, en cualquier lugar, con cualquier dispositivo, por cualquier persona y sobre cualquier acontecimiento”. Sin embargo, en este punto, es importante introducir que la intención amplia de la IA es la total autonomía y la automatización plena, lo que en términos terrenales significa operar sin la intervención de ninguna persona, con lo que ya puedes imaginarte fácilmente cuán grande y profundo va a ser el impacto.

Por último, es útil reconocer que la IA es la primera línea de la innovación digital y que es una primera línea muy sofisticada y compleja. Esto es importante porque la IA es muy demandante en talento y muy muy exigente en financiación. Esto está provocando que la IA esté actualmente concentrada en los dos grandes focos tecnológicos del mundo, el de Occidente y el de Oriente:

• Occidente es Oeste que significa EE.UU. que significa Silicon Valley (también algo de Costa Este) que significa los cinco grandes ecosistemas corporativos: Google/Alphabet, Facebook, Amazon, Microsoft y Apple.
• Oriente es Este que significa China que significa Shenzhen, pero también Beijing y otras ciudades importantes, que significa grandes grupos como Tencent, Alibaba, TSMC y algunos otros actores más regionales.

Llegados a este punto, como aterrizaje en la vida real, te invito a recorrer la sede de «los cinco grandes» en Occidente para que puedas encarnar «esto» de lo que estamos hablando. Estos son los enlaces para el tour por Google, Apple, Microsoft, Facebook y Amazon. Además, puede resultar útil comprobar el ranking actual de las empresas con mayor capitalización bursátil del mundo. Con este recorrido y esta revisión, espero que puedas sentir el “empujón” que nos llega desde la fortaleza actual de estas corporaciones y del compromiso de todos sus ejecutivos, directivos y empleados.

Si no estás en la industria de la alta tecnología, y el 99,9% de los humanos no lo estamos, ayudará que consideres a todas estas empresas como el nuevo gran dragón de múltiples cabezas que debes conocer y con quien deberás aprender a convivir para sobrevivir y prosperar en el mundo que está emergiendo.

Por si acaso, me gustaría aclarar que la tecnología (tal como la conocemos hoy en día) aún tiene mucho espacio «teórico» y mucho margen de mejora. Desde la perspectiva de la física no se conocen límites, por lo que seguirá creciendo y mejorando a una velocidad exponencial. La Ley de Moore seguirá operando durante los próximos años, por lo que potencia y capacidad se duplicarán y el precio se dividirá por dos de forma continuada.

En la segunda parte de este post exploraré las diferentes olas de IA en profundidad y añadiré una reflexión sobre el impacto de la IA en la economía y en el ejército.

PD: Este post fue originalmente publicado en inglés por Carlos Goga en su blog el pasado 4 de julio de 2021.