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Entrenamiento en actitud, acción e impacto (parte 1)

Una práctica de mindfulness completa incluye extender el “entrenamiento” hacia actividades complementarias como, por ejemplo, la alimentación o el paseo. “¿El “entrenamiento” de qué?”, quizás te preguntes. El “entrenamiento” de las tres características que entrenamos con la práctica de mindfulness y la meditación: la atención, la intención y la actitud. Quizás te ayude refrescar y leer sobre estos tres elementos antes de seguir ya que este artículo completa y extiende lo que introducimos en aquel otro artículo anterior sobre “Entrenamiento en atención, intención y actitud”.

En el mundo anglosajón hablamos de “mindful eating” o “mindful walking” para referirnos a estas prácticas complementarias. En castellano, hay veces que mantenemos estos términos sin traducir, aunque otras veces los traducimos con el adjetivo “consciente” y los identificamos como “alimentación consciente” o “paseo consciente”.

Para entenderlo bien, profundicemos por ejemplo en una práctica de “mindful eating” o “alimentación consciente” que ofrecemos en algunos talleres. La propuesta se presenta en dos partes según describo a continuación. Si por casualidad tienes un fruto seco a tu alcance, te invito a que lo cojas ahora y que realices la práctica según lees. En cualquier caso, bastará con que sigas leyendo para entender el proceso.

La primera parte pide coger ese fruto seco, con delicadeza, y visualizar a todos aquellos que han participado en que ese fruto esté en tus manos. Mientras lo haces, permite un sentir de agradecimiento por su esfuerzo.

  • los agricultores que araron los campos, plantaron las semillas, cuidaron el crecimiento y recolectaron el fruto;
  • los transportistas que llevaron las cajas de frutos desde el campo hasta los almacenes de distribución;
  • los comerciantes que recibieron los frutos y los expusieron para su venta;
  • la persona que los compró y los preparó para que llegasen hasta tu mano.

La segunda parte de la práctica propone comer el fruto seco, tan lentamente como puedas, manteniendo toda tu atención en el proceso. Mientras lo haces, permite un sentir de agradecimiento por cada uno de los sentidos que mantienes activos.

  • poner la atención en el color, en la forma y en los pequeños detalles que observas con la vista como como manchas, grietas o zonas de sombra;
  • poner la atención en el tamaño, en el peso y en los pequeños detalles que se manifiestan al tacto como superficies lisas, rugosidades o pequeños bultos;
  • poner la atención en el olor que desprenden;
  • poner la atención en el romper el fruto seco con los dientes y los pequeños pedazos que se forman; en el sabor, con sus sutilezas y cambios; en el mover los pequeños pedazos con la lengua y el paladar.
  • poner la atención en los pequeños ruidos que el comer provoca.
  • poner la atención en el salivar, el tragar y en el descender de los frutos secos en su camino hacia el estómago.

Resulta fácil observar que esta práctica entrena, mediante el hacer diferente, los tres elementos clave a los que nos referíamos: atención, intención y actitud.

  • la atención puesta en el fruto seco, la cadena de suministro y los sentidos;
  • la intención ofrecida como agradecimiento;
  • la actitud de curiosidad y cuidado.

Sin embargo, esta propuesta nos permite identificar otros dos elementos adicionales que complementan a los tres anteriores y los completan: la acción y el impacto.

La “acción” ha sido “comer”. La propuesta nos ha invitado a hacer diferente y expandir la “acción” de comer, de manera que dejamos de comer en “piloto automático” para comer “dándonos cuenta” de todo aquello que rodea a la acción de comer.

El “impacto” se ha presentado en dos de los tres niveles posibles y nos ha llevado a darnos cuenta de los efectos de nuestra acción: por un lado, el propio, el alimentarnos; por otro, el de aquellos que, sin estar aquí, se han visto afectados por nuestro “comer un fruto seco”.

El dibujo que sigue ilustra cómo se relacionan estos cinco elementos: atención, intención, actitud, acción e impacto.

Con tiempo, en una segunda parte de este artículo, profundizaremos en estos cinco elementos y cómo se relacionan entre sí.

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